Podéis robármelo todo: las ideas, las palabras, las imágenes, y también las metáforas, los temas, los motivos, los símbolos, y la primacía en los dolores sufridos de una lengua nueva, en el entendimiento de otros, en la valentía de combatir, juzgar, de penetrar en asuntos de amor para los que estáis castrados. Y podéis también no citarme, suprimirme, ignorarme, aclamar incluso a otros ladrones más felices. No me importa: el castigo será terrible. No sólo cuando vuestros nietos no sepan ya quiénes fuisteis y sepan más de mí de lo que vosotros fingís que no sabéis; todo, todo cuanto laboriosamente robáis reverterá en mi nombre. Y será mío, tenido por mío, contado como mío, incluso lo poco y miserable que por vosotros mismos, sin robar, hayáis hecho. Nada tendréis, nada de nada: ni siquiera huesos, pues un esqueleto de los vuestros será buscado para pasar por mío. Para que otros ladrones, iguales a vosotros, de rodillas, le pongan flores en el túmulo. «Camões se dirige a sus contemporáneos», Jorge de Sena. JORGE DE SENA (Lisboa, 1919; Santa Barbara, Estados Unidos, 1978) es uno de los intelectuales más destacados del que Eugénio de Andrade llamó “el Siglo de Oro portugués”. Novelista (autor de la inolvidable Señales de fuego), crítico, erudito, poeta, su amplísima bibliografía no conoce límites de género ni intención. Exiliado tras un golpe de estado fallido contra la dictadura de Salazar, primero a Brasil y luego a Estados Unidos, publicó una docena larga de libros de poemas, varios libros de ficción, obras de teatro e influyentes ensayos. Inconformista, controvertido, insobornable, no hay una página suya que no sea a la vez una lúcida crítica del mundo actual y un manifiesto en favor de un mundo por venir paradójicamente muy parecido a éste.