Si la poesía existe, puesto que se escriben poemas y se producen editorialmente, entonces, ha de servir para algo. Para Stevens la utilidad de la poesía radica en el placer ("The finding of a satisfaction"), y en las estrechas relaciones entre éste y el bienestar, de modo que si el bien comunitario se funda en el bienestar común, la poesía pude contribuir a él. Y cuando menos, como toda actividad artística, redime al sistema de sus imperfecciones, o las compensa: "la estética es una justicia superior", amén de proporcionarle al hombre sin dios un motivo de creencia, un territorio de necesaria irracionalidad. En todo ello reside su utilidad y se cumple su destino comunitario, resolviéndose el paso del tiempo, en la síntesis cognitiva que le es propia, la pugna entre las pulsiones privadas y las específicas de la comunidad, sean éstas conscientes o inconscientes, manipuladas con fines instrumentales o no. Todo ello sea dicho por aproximación, pues el pensamiento poético de Stevens es asistemático y farragoso.