Se oyen ladridos por las arboledas. Vienen de antiguo. Dicen que barruntan indefensas fracciones de universo, bajo pretil o trampa de intemperie, bálsamo insomne, fiestas, soledades y cuerpos. Con frecuencia se confunden con lobos. Óleo solemne esplende, sombra y relámpago, sobre el pelaje. No callan. Cuentan que profieren verbos estadísticamente perfilados por la jauría, y cuando en los rediles los enumeran fingen mansedumbre. Todo les turba. Fauces de diamante ciegan la vista del sacrificado. No lamen las heridas. Los avivan, como al fuego sobre dorada riza, el viento de los siglos y los puros de corazón, aquellos que han amado y han ardido, los fieles residentes de los signos veraces y del agua. Mecen su paso torvos y certeros. Que un alto seto oculte los espacios. Van cercando los dogos el jardín.
“Diamantinos dogos” de Antonio Portela.
Antonio Portela Lopa nació en Aljaraque (Huelva) en 1978. Estudió filología hispánica en Salamanca. Está terminando en la Universidad de Venecia su doctorado sobre los mitos del cine en la literatura. Dogos es su segundo libro de poesía. Con el primero ganó el premio Andalucía Joven en 2002. En prosa ha publicado también Ciudadano romano, escrito durante su estancia en 2004 y 2005 como becario en la Academia de España en Roma.